Atrevida, caótica, peligrosa, sucia, ruidosa, poderosa, activa, recia, valiente, fría, la primitiva y adelantada, la amenazante robusta de luz delicada.
La que me enamoró a primera vista, titán en el que encontré el rincón donde me resguardo de la vida.
Esa que envuelve en capas de cemento la caprichosa naturaleza de millones de humanos, la que me cuenta miles de historias nuevas cada día, la que cambia de nombre si le da la gana, la que hace vivir la vida rápido, pero vivirla.
La que me presenta gente de todo el mundo y sabores de todos los precios.
La que despierta todos mis sentidos para estar alerta, para sentirme viva.
La que asusta, la que si no te mueves te come, la que si no creces con ella te desaparece.
La que nos mueve entre sus venas coloridas, esa que se parece a mí causando el caos cuando llora.
Como me excitas condenada, con tus curvas y tu altura, con tus barrios y tu historia, hueles mal pero sabes a gloria.
La inolvidable para los que se van y la adictiva para los que nos quedamos.